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sábado, 7 de mayo de 2011

Concejos Asturianos XIV













CARREÑO.



A diferencia de otros concejos el ayuntamiento solicita al Gobernador Civil de la Provincia, concesión para poder usar y timbrar sus comunicaciones oficiales con un sello. Autorización obtenida en 1.866.
El concejo empleará como armas, las propias de linaje de igual nombre, originarios del concejo de Candas.
Su escudo es.
Un águila de oro con las patas apoyadas en dos ruedas de carro, en eje dos flores de lis.
La bordura tiene ocho aspas de oro.
Al timbre, corona real, cerrada.

Reseña Histórica.




Los primeros restos humanos tienen una antigüedad de 100.000 años, encontrados en la cercana ensenada de Bañugues en el concejo de Gozón. Del Paleolítico Superior hay restos cerca de Perlora en la Cueva Oscura, de la que se hizo un estudio que ofreció materiales de la época solutrense y magdaleniense. 


De la Época Megalítica, se encuentran restos en El Monte Areo, y restos tumulares que tienen una edad cronológica del 3.000 antes de Cristo, con gran cantidad de restos fúnebres. 


En la Edad de Bronce, se encontraron dos hachas, una procedente de Perlora y otra en el castro de la Barrera, este último de la cultura castreña, ya que a título orientativo se cree que por esta zona habitaba el pueblo Astur. 


De la Época de la romanización, hay pocos restos. Únicamente los localizados en Coyanca y varias decenas de monedas de las que sólo se conservan siete áureos acuñados y la torre de Yabio de dudosa arquitectura romana, son todos los restos encontrados. 


No se vuelve a tener información hasta los siglos posteriores. 


En la Edad Media, el concejo de Carreño perteneció a las tierras de Gauzon y después se integró en el alfoz de Avilés, pero no fue hasta el siglo XIII, cuando el concejo de Carreño fue reconocido como territorio autónomo y dotado de una puebla. Esta autonomía no duraría mucho pues Fernando IV, otorga al concejo de Avilés una serie de tierras entre las que estaban las de Carreño incluidas, siendo su capacidad limitada frente a las decisiones de Avilés. 


Sí hay que decir, que Carreño fue siempre de realengo, sin dependencia de señoríos y estuvo representado en las Juntas Generales del Principado desde los siglos XIV y XV, estando integrado en el partido llamado de Avilés, aunque esto no quiere decir que en sus tierras no existiera aristocracia regional o local. 


En los siglos XV y XVI, la villa de Candás ya tiene un reconocido trafico portuario y pesquero, así en el siglo XVI, se hacen las reformas del puerto en el que participa Juan Cerecedo, maestro de obras de la Catedral de Oviedo. En el XVII, ya la villa de Candás empieza a ser un núcleo de población destacado, contando con un maestro, un cirujano, etc. 


No es hasta el siglo XVII, cuando consigue su emancipación definitiva del alfoz avilesino, comprando el concejo de Carreño a la abadía de Santa María de Arbas del Puerto, su coto de Overiz, convirtiéndose en un municipio autónomo y unificado tal como lo conocemos hoy en día. 


En el siglo XVIII, hay una gran actividad portuaria de astilleros para la construcción y reparación de barcos. Hay que tener en cuenta que Candás era un importante puerto pesquero. En la falda del monte San Sebastián, estaba la fabrica con las calderas para derretir la grasa de las ballenas. En este siglo se fundan las cofradías de pescadores de Nuestra Señora del Carmen y las Ánimas del Purgatorio. Se hacen nuevos arreglos en el puerto y se instalan los cañones en el promontorio de San Antonio para la defensa de la villa. En este siglo es cuando todas las funciones administrativas se centralizan en las casas consistoriales de Candás. 


En el siglo XIX, con la guerra de la Independencia, Carreño contribuirá con un regimiento de Candás y Luanco, pero con la derrota del puente de San Sebastián de Avilés, caerá toda esta zona. Desde entonces su población padecerá expolios y padecimientos, hasta el final de la invasión. Durante el trienio liberal el concejo se disgregara en tres concejos, con capitales en Candás, Guimaran y Tamón, aunque esta situación no duró mucho tiempo. 


La última parte del siglo XIX y el comienzo del XX, traerá un periodo de profundas transformaciones. Se abren varias minas de hierro, numerosas industrias conserveras, la fabrica de productos químicos de Aboñu o la inauguración de la línea de ferrocarril. En la guerra civil no tuvo un papel protagonista, todo el territorio cayó en bloque en manos del bando nacional. Tras la guerra, Carreño culmina el proceso de transformación, convirtiéndose en uno de los concejos con mayor concentración industrial, pero hay que destacar la progresiva crisis en los últimos decenios, tanto del sector pesquero como del industrial.