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viernes, 3 de junio de 2011

Concejos Asturianos XXXI













LANGREO.


Escudo cortado y medio partido. Primer cuartel: la Cruz de los Ángeles en oro y piedras preciosas, acompañado de dos ángeles arrodillados. Este es el emblema del Arzobispado de Oviedo al que perteneció el concejo. Segundo cuartel partido: diez yelmos de plata.Tercer cuartel, pico y pala puesto en aspa cargado de una rueda dentada, el todo surmontado de la Cruz de la Victoria. 


Reseña Histórica.


De los primeros tiempos prehistóricos se han hallado algunos restos descontextualizados o de difícil valoración. De la época neolítica corresponden las necrópolis tumulares del cordal de la Paranza en el enclave de La Pasera y perteneciente al concejo de Noreña.

De su época castreña destacamos El Picu Castiellu en Pumarin y el Castiello en Rionda, estos castros no tienen una filiación cronológica hasta que no se lleve a cabo una excavación arqueológica. Si ha llegado una joya hasta nuestros días como ejemplo de la orfebrería castreña es el llamado torques de Langreo. De tiempos claramente romanos también nos han llegado varias monedas, como también es probable la existencia de una vía romana que comunicara la Meseta con el Puerto de Tarna.

Le sigue un periodo de gran oscuridad, hasta el periodo altomedieval en el que ya aparece muy citado este territorio. Hay una donación de Alfonso VI, a la iglesia de San Salvador de Oviedo por la que el territorio de Langreo pasa a dominio episcopal. A ello se opusieron los infanzones y las familias propietarias del concejo que interpusieron un pleito que acabaran perdiendo a favor del rey. Será el obispo ovetense el que le conceda la fundación de una puebla en 1338, que el parecer estaba en un lugar entre Sama y la Felguera y se le otorga el fuero de Benavente.

Este concejo seguirá bajo el dominio episcopal, hasta que como muchos otros concejos llamados de obispalía, pasaron a ser de realengo debido a la desamortización de los bienes de la iglesia realizada durante el reinado de Felipe II. Las gentes de Langreo, donde estaba incluido el concejo de San Martín del Rey Aurelio, redimieron el territorio mediante compra, evitando dividirlo en cuatro partes, que eran: la Cabezada, Ciaño, Riaño y Lada. La compra se realiza en 1581 y al año siguiente el Ayuntamiento redacta sus ordenanzas y nombrara sus cargos, pasando a formar parte de la Junta General del Principado.

Su actividad industrial y minera se inicia en el último cuarto del siglo XVIII, pero con una producción artesanal y con poca demanda, siendo su principal cliente la Real Armada, lo que da lugar a la creación de la empresa de las Reales Minas de Langreo que estuvo bajo la protección de la armada y funciona desde 1792 hasta 1802. Aquí empezó un problema que llegaría hasta el siguiente siglo que seria el transporte del carbón. Había dos proyectos, por un lado canalizar el río Nalón proyecto del ingeniero de la marina Fernando Casado, o la propuesta de una carretera propiciada por Jovellanos. Se hace una media canalización del río y las chalanas inician el descenso que iba desde Sama hasta el puerto de San Esteban, teniendo este recorrido continuos problemas por las crecidas del río y en 1801 una gran riada acaba con todo.

Toda esta zona fue un lugar pionero en las reivindicaciones en parte debido a su temprana tradición obrera y a las penosas condiciones de vida. En este siglo se producen las primeras huelgas organizadas por el partido socialista de Sama.

En el siglo XIX, la guerra de la Independencia afectó de manera colateral a Langreo, ya que este concejo fue lugar de paso de las tropas francesas. Durante las guerras Carlistas y en especial en la última guerra, parte de las tropas carlistas hostigaron Sama, llegando hasta su Ayuntamiento e incendiándolo. En este siglo también se produce la segregación de San Martín del Rey Aurelio como ayuntamiento independiente. En esta época ya había actividad minera, aunque quedó prácticamente suspendida durante la guerra de la independencia. Dicha actividad se restablece en 1830 apareciendo de nuevo el problema del transporte y se realiza el proyecto de Jovellanos de la carretera entre Sama y Gijón. Pero no será hasta 1847 con la construcción del tercer ferrocarril peninsular de Langreo a Gijón, cuando se ponga fin a este problema. Este ferrocarril será construido con iniciativa privada, pero con apoyo estatal y en1855 el tren llega a la estación de Vega en Langreo. Este ferrocarril fue eminentemente carbonero y constituyó un gran estimulo a la producción de la cuenca, que se pone en la cabeza de las zonas productoras asturianas.

Ya en el siglo XX, Duro y Compañía absorberán diferentes empresas como la Compañía de Asturias o la empresa Unión Hullera y Metalúrgica de Asturias. La producción de esta gran empresa pasa por altibajos dependiendo del momento, con una gran demanda en la Primera Guerra Mundial y el periodo franquista a la que le siguió la crisis de los años setenta con la creación de Hunosa que no logra detener la crisis o la unión de las factorías de Mieres y la Felguera que se unen formando Uninsa y una nueva planta en Veriña que se fusionaría en Ensidesa, pero esto ya no pudo frenar su crisis.

Al final de la primera década del siglo XX, se funda el SOMA (Sindicato de Obreros Mineros de Asturias). Desde el anarquismo se crea la CNT, sus ideas habían calado en la plantilla de Duro Felguera. Sus huelgas son de gran trascendencia y con largos periodos, destacaremos las de 1903, 1912, 1927 y la de 1923-33 de inspiración anarquista que se prolonga por diez meses. En la revolución del 34 Langreo jugó un papel muy importante ya que sus columnas obreras avanzaban hacia Oviedo. También aquí se instaló el tercer comité revolucionario. Durante la Guerra civil hubo en Sama un Comité Provincial que concentra la autoridad republicana, que finalmente acaba cayendo en manos nacionales en 1937, pero su resistencia continua en partidas guerrilleras que se mantuvieron hasta 1948. En los años cincuenta se recupera la activad sindical y huelguista, teniendo un importante paro en 1962. Este concejo esta marcado por una crisis que llega hasta hoy en día, primeros años del siglo XXI, no encontrando clara salida al activo pueblo langreano.