OVIEDO.
Sobre un fondo de azur se pude ver la Cruz de los Ángeles engalanada con piedras preciosas, y siendo adoradas por dos ángeles en posición arrodillada. Todo ello rodeado por unos bordes plateados en los que se encuentra unas letras mayúsculas romanas que dicen: MUY NOBLE-MUY LEAL, en la parte izquierda, BENEMÉRITA, en la zona superior, INVICTA-HEROICA, en su lado derecho, para rematar con BUENA en su parte inferior. El conjunto de ambas cosas queda rematado con una corona real de oro y piedras preciosas.
Reseña Histórica.
Ya desde tiempos prehistóricos las tierras de Oviedo fueron colonizadas. Así de la etapa paleolítica se sabe que hubo asentamientos humanos en torno a las márgenes fluviales y que se refugiaban en cuevas y cobertizos donde dejaron restos históricos de mención, tanto a nivel de útiles y utensilios como a nivel de arte parietal. Yacimientos importantes de estos hallazgos prehistóricos son los de La Lluera, Las Caldas o La Viña. Del neolítico también se tiene constancia de diversos hallazgos, como los campos tumulares encontrados en las faldas de la sierra de Fayeu en Olloniego.
De los asentamientos castrenses, personas expertas en Historia han llegado a localizar en el concejo hasta 16 castros, ubicados en su mayoría en las estribaciones del Naranco y en los valles del Nalón, del Trubia y del Nora. De su etapa cronológica poco se puede afirmar ya que no se han realizado excavaciones que nos lo aclaren, aunque se cree que pertenecían a la época de la dominación Romana o la anterior a ella. De la colonización romana se sabe que estos habitaron en las proximidades de la ciudad de Oviedo como así lo demuestran varios topónimos, trozos cerámicos y diversas estelas romanas encontradas en el monte Naranco.
La primera referencia de Oviedo como ciudad, data del año 741 cuando un grupo de monjes se establece en la colina de Oveto. Allí fundan el monasterio de San Vicente, donde empieza a rodar esta ciudad, que empezaría a ser destruida y saqueada por ataques musulmanes años mas tarde.
Derrotados los pueblos invasores es elegida Oviedo como nueva capital del reino Astur por Alfonso II, hijo del rey Fruela I, en el año 808, dotando a la ciudad de grandes palacios, iglesias y numerosas obras públicas, labor que sería continuada por Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III. De la etapa de reinado del monarca Ramiro I hay que destacar la construcción en las faldas del Naranco de una iglesia dedicada a Santa María, rodeándola de palacios hermosos. Esta labor queda interrumpida por los hijos de Alfonso III al trasladar al reino de León la capitalidad, perdiendo la ciudad gran parte de su esplendor, no recuperándola hasta el año 1075 cuando Alfonso IV impulsa la peregrinación a Oviedo, concretamente a la Cámara Santa y haciendo de la ciudad parada obligada en el peregrinar a Santiago.
Fue el perder el rango de capitalidad la ciudad lo que ocasionó ciertos aires secesionistas, causa por la cual es desterrada de Asturias la hija bastarda de Alfonso VII Doña Urraca.
Los siglos XII y XIII, son de gran desarrollo y crecimiento al proteger foralmente los derechos de Oviedo, regulando la elección de munícipes y jueces y creando nuevas leyes que impulsan el tráfico comercial. Sin embargo, poco dura esta nueva época de florecimiento al volver a aparecer los enfrentamientos durante los siglos XIV y XV, que vuelven a sumir la ciudad en la sombra.
Es en esta época, no obstante cuando aparecen en Oviedo dos elementos fundamentales para la región como son la institución del título de Príncipe de Asturias al heredero de la corona, y la conformación de la junta general del principado de Asturias, lugar en el cual se reunían las personas representantes de los concejos y villas y defendían los intereses de las gentes asturianas. Desde entonces Oviedo es capital del Principado de Asturias.
Se completa la red de alcantarillado de Oviedo en 1500, una obra realmente importante para el futuro de la ciudad, se inaugura la universidad por el padre Valdés Salas en 1608, y se finalizan las obras de las carreteras a Gijón (1779) y Mieres(1781) dando a la ciudad unas salidas dignas de su capitalidad.
Oviedo sería la primera capital en declarar la guerra a Napoleón en 1808, erigiéndose la junta general como representante de la soberanía popular, dando lugar a importantes saqueos y luchas que no terminarían hasta el año 1812. De las batallas Carlistas, Oviedo también fue intento de ocupación por parte del General Carlista Gómez en 1936.
Se comienza a realizar la que será la gran arteria de la capital (la calle Uría) en el año 1874, y se inaugura uno de los mayores y lujosos teatros del reino (el Campoamor) en 1892. Es en esta época y aprovechando la creación de un gran parque en el solar del antiguo convento de San Francisco, cuando se traslada el centro de la ciudad hasta la confluencia de la calle Uría, creando de Oviedo una ciudad moderna y lujosa en el centro y obrera en la periferia.
De los acontecimientos sucedidos en el siglo XX, Oviedo se convirtió en referencia muchas veces de las tensiones sociales que agitaban las vidas en las zonas mineras y obreras, viviendo en sus carnes la revolución de octubre de 1934, al ser prioritario para los grupos revolucionarios la toma y control de la ciudad. Del mismo modo son reseñables los acontecimientos que sucedieron en la ciudad durante la guerra civil y el asedio a la que fue sometida durante quince meses, quedando destrozado gran parte del mobiliario civil y monumental que serían reconstruidos años mas tarde.