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viernes, 30 de septiembre de 2011

Concejos Asturianos LXXVI






TAPIA DE CASARIEGO.

Cuartelado. El primer cuartel, sobre campo de azur, la Cruz de Los Ángeles (Oviedo). El segundo cuartel, en campo de gules representa un castillo almenado del que sale un águila de su parte superior con el cuerno de la abundancia sobre su cabeza y flanqueado todo por dos espigas (Tapia de Castropol). El tercer cuartel, una torre de plata, de donde florece de su parte almenada un guerrero que empuña un arma en su mano izquierda y una cruz en la derecha. Alrededor de todo esto aparece una leyenda que reza " VILLAMIL AVANTE CON ESTA CRUZ DELANTE" (familia Villamil de Serantes). El cuarto cuartel, representa al escudo de Fernando Fernández Casariego, a la sazón precursor del concejo de Tapia y nombrado posteriormente Marqués de Casariego. Su representación es partida, mostrándonos primero en oro, un pino de sinople acostado de dos lanzas que se apoyan en él y en punta una cabeza de jabalí de gules: el segundo nos muestra en gules, una torre donjonada de plata, mazonada y acabada en sable; bordura de oro, cargada de ocho roeles, de azur. Al timbre la corona del Príncipe de Asturias.

Reseña Histórica.


El concejo como tal nace a mitad del siglo XIX, aunque ya en tiempos prehistóricos debió estar colonizada esta tierra, como lo demuestran diversos útiles como hachas de piedra y que pueden pertenecer al Achelense antiguo. Lo que sí está mejor documentado es la existencia de varios asentamientos castreños a lo largo de todo el concejo. Estos castros tienen que ver con la existencia de explotaciones mineras en tiempos romanos, que utilizaban estas edificaciones para la defensa y organización del espacio. Las explotaciones mineras estuvieron en funcionamiento hasta principios del siglo III, en el que aparece un cambio en las relaciones de producción reemplazando los castros por nuevas organizaciones del espacio.

En el siglo X el monarca Ramiro II, dona al obispo de Oviedo el territorio comprendido entre los ríos Eo y Navia y en el que está incluido el actual concejo de Tapia. Esta donación es ratificada por el rey Alfonso VII en el siglo XII, el cual confirma que dicho territorio es de la obispalía ovetense, en dura pugna con el de Lugo que conservaba posesiones en Salave y Villamil. En el año 1282 el obispado de Oviedo crea la puebla de Roboredo para conducir los designios de la comarca, aunque más tarde ésta se estableció en Castropol. En el año 1300 las gentes del concejo hacen una reclamación al obispado de Oviedo a fin de que les suavice los tributos, consiguiendo que sólo el puerto de Tapia finque.

En el año 1579, el territorio de Tapia fue comprado por sus pobladores gracias a la venta efectuada por el rey Felipe II para poder pagar los incipientes gastos acumulados como consecuencia de las distintas guerras en las que estaba metida el estado. En el siglo XVIII y parte del XIX las parroquias de San Martín y San Esteban todavía se redimían al monasterio lucense de Corias. Del siglo XVIII data la fundación de un hospital para la atención de las personas más necesitadas y de las que pasaban haciendo la peregrinación. De 1750 es la construcción sobre la peña de la atalaya de una torre de dos pisos en forma de fortaleza medieval.

Tapia mantuvo representación en la junta formando parte del partido de Castropol, teniendo una menor representación por ser antiguo concejo de Obispalía, lo que se tradujo en una serie de tensiones y conflictos al querer estos equipararse en participación a los concejos de realengo. En 1863, gracias a la influencia de Fernando Fernández de Casariego, el concejo consigue la independencia total de Castropol segregándose de él cuatro parroquias de Castropol y una de El Franco. Tiempo más tarde Fernández de Casariego sería nombrado marqués de Casariego.
 
De la guerra de la Independencia el concejo se libró de cualquier contingencia. A finales del XIX, nace un sindicato de signo católico y conservador que sería el Circulo Católico. Visitan el municipio diversas personalidades de renombre como el reformista Melquíades Álvarez y el dictador Primo de Rivera. De los acontecimientos revolucionarios del 34 hay que decir que Tapia se puso desde un primer momento del lado del gobierno y en contra de la insurrección. En la Guerra Civil tampoco se libran en el municipio grandes batallas, aunque como en todo el Estado se tendría que superar un largo camino hacia el desarrollo, logrando iniciarse este proceso aquí en la década de los 50-60 con la llegada del boom turístico.