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jueves, 15 de septiembre de 2011

Concejos Asturianos LXX











SANTO ADRIANO.

El escudo de Santo Adriano nos muestra sobre un campo de gules la cruz episcopal de los antiguos señoríos del territorio coronando un árbol en el que aparece una cabra a sus pies y otra en actitud de salto. A los flancos y encima de la Cruz podemos observar cinco veneras de plata. Al timbre la corona real, cerrada. Este emblema toma como referencia el que para el concejo hicieron los historiadores Bellmunt y Canella para la realización de su obra "Asturias", en el que representan los escudos municipales tomando como referencia las cosas más representativas, a su manera de ver, del concejo tratado, con la diferencia que aquí aparece mucho más simplificado, al quitarle el cuartel de las armas obispales.

Reseña Histórica.

Las primeras muestras de vida humana en el concejo datan de la época paleolítica, tal como se demostró con los hallazgos de la cueva del Fornu o del Conde, localizada en las proximidades de Tuñón. De las excavaciones realizadas en ella se extrajeron datos y huesos pertenecientes al periodo mustariense, del paleolítico medio y asociado al neandertal. La cueva también nos ofrece testimonios de la primera etapa del paleolítico superior: el Auriñaciense, siendo de esta etapa las azagayas encontradas por el Conde de la Vega del Sella en su excavación. También son descubiertas muestras del arte parietal. Otras cuevas han sido halladas en estos últimos años, como son la Cueva del Ángel, encontrándose material lítico y óseo del paleolítico superior. Y el Abrigo de Santo Adriano, donde fueron halladas en sus paredes alrededor de 30 representaciones pictóricas de animales (ciervos y bóvidos).

De la etapa neolítica no se ha podido encontrar nada en el concejo, pero se intuye que también haya sido habitada esta tierra, ya que varios concejos vecinos contienen muestras megalíticas importantes. Dentro de las fortificaciones y asentamientos en forma de castros se han encontrado en territorio de Santo Adriano dos, uno en el pico Constancio en Les Caranges, y otro en el Collaín en Tenebréu. No obstante, al no ser excavados aun, no es posible precisar a que etapa cronológica pertenece, pudiendo ser de la edad del hierro o de la época romana.

En la etapa de la monarquía Asturiana ya se empieza a tener un referente histórico importante. La Iglesia de Santo Adriano en Tuñón tiene un origen prerrománico, y se cree que fue fundada en el año 891 bajo el amparo del rey Alfonso III el Magno y su esposa Doña Jimena, estando presente en el acto los obispos de Oviedo, Coimbra, Iria y Astorga. No obstante, son varias las dudas que recaen en este acontecimiento, dudándose de su autenticidad ya que el documento había salido del obispo Pelayo, cuya obra más conocida era la falsificación de datos.

El levantamiento en contra del monarca Alfonso VII en el siglo XII, protagonizado por el conde Gonzalo Peláez, en toda la zona del valle del Turbia también tiene su incidencia en el territorio municipal, al amotinarse éste en un castillo del concejo, concretamente en el de Buanga.

En el siglo XIII, es cuando podemos hablar sin ningún tipo de dudas de la historia del monasterio de Santo Adriano en Tuñón. Toda la etapa bajomedieval está relacionada con la influencia en la vida del concejo, de la dependencia obispal de Oviedo, que tenía el control sobre la zona, nombrando para controlar la zona, a parte de la nobleza que se encargaba de mantener el orden y preservar los bienes obispales. Uno de estos nobles que se encargaría de cuidar la tierra sería Gonzalo Bernaldo de Quirós, al que nombraría el obispo Alfonso Peláez.
 
Como ocurrió con todos los bienes de la mitra ovetense, la desamortización llevada a cabo por el monarca Felipe II bajo gracia Papal, produjo la venta al pueblo de todos los bienes en poder de la iglesia, formando Santo Adriano ayuntamiento independiente y con jurisdicción propia en el año 1589 y nombrando como capital del mismo a la localidad de Villanueva, que todavía perdura en la actualidad.
 
A finales del siglo XVIII, el concejo sufre un incendio devastador que destruye gran parte de Villanueva y la vecina Proaza. El siglo XIX es importante para la vida del concejo, ya que tiene lugar una reorganización territorial, al integrase los cotos jurisdiccionales en los concejos. De este modo el coto de Llinares se integra en Proaza, el de Las Morteras en Ribera de Arriba y el de Llavares, pasa a formar parte de Santo Adriano. En 1859 las localidades de Proacina y Caranga que pertenecían al concejo, se unen a Proaza. Ya en el siglo XX San Adrianu´l Monte, muy unido al monasterio pasa a depender del concejo de Grado. En este sigo XX la ausencia de una industria fuerte y competitiva en la zona, hace que se produzcan unas salidas migratorias hacia los centros industriales de la región y de Europa, que afecta a la vida social de Santo Adriano.