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miércoles, 5 de octubre de 2011

Concejos Asturianos LXXVIII













TEVERGA.

Escudo cortado y medio partido. En azur la Cruz de los Ángeles, de oro y piedras preciosas, acompañada de los ángeles en adoración, también de oro. En gules cinco bustos de doncella, de su color, puestos en aspa, representando a la casa de los Miranda. Sable, árbol y cruz con la leyenda "O CUAN BIEN LO HIZO BELLIDO CON LA ESPADA EN LA MANO", este cuarto representa a los pueblos del Privilegio (Páramo, La Villa del Sub y La Foncella). Al timbre, la corona real cerrada.

Reseña Histórica.

Los primeros vestigios de ocupación humana hallados en Teverga, pertenecen a la etapa neolítica. Concretamente se han encontrado diversas muestras tumulares en Cueiro, Santa Cristina, Sobia y el Cordal de La Mesa. De una mayor magnitud son las pinturas halladas en los Abrigos del Fresnedo, donde se representan más de 50 imágenes de difícil interpretación. Se cree que dichos grabados corresponden a una etapa transitoria entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. De los asentamientos castreños se tiene noticia de varios castros repartidos por todo el territorio como los hallados en el Pico de La Peña, la Cogonilla, la Cogolla y el Castillo de Trescuro.

En la época de la dominación romana, hay que decir que Teverga fue una de las zonas que primero se romanizó, conservándose algunos trozos de una antigua calzada que cruzaba el municipio para pasar a la meseta. También fueron encontradas varias monedas romanas que tenían acuñadas la imagen del emperador Augusto.

Las primeras noticias documentadas de Teverga, se sitúan en torno a los siglos X y XIII, y hacen referencia a la donación a la iglesia de Oviedo de varias tierras y edificaciones de Teverga. Así, podemos nombrar la efectuada por la Condesa de Aldanza que cedió el monasterio de San Pedro de Teverga, o la donación de la villa de Entralgo por parte de Flámula Jiménez. Durante todo este tiempo Teverga sufre una gran expansión económica y demográfica, siendo el siglo XII donde con mayor claridad se demuestra dicho fenómeno.

Teverga se convierte de este modo en concejo de Obispalía, estando sometida al poder eclesiástico, que nombraba un juez por el estado noble y designaba a cinco escribanos. Esta situación perdura hasta 1579, fecha en la cual el rey Felipe II pone en práctica su famosa desamortización por una necesidad imperiosa de ingresos para la corona, y vende todos los antiguos concejos de obispalía a quienes los poblaban. Aquí, sin embargo una familia poderosa como era la de Miranda, que ostentaban el marquesado y dominaban el valle de Valdecárzana, siguieron gozando de cierta autonomía, queriendo tener el control sobre todo el territorio. Esta casa desapareció en 1834 por falta de descendencia sucesoria, incorporándose al condado de Santa Coloma.

El siglo XIX fue de gran importancia para el concejo. Primero por la lucha y defensa que hicieron las gentes de Teverga de su territorio en la guerra de la Independencia contra las tropas francesas, en la que mostraron una garra y un carácter encomiable. Y segundo por la incorporación al municipio en 1827 del antiguo coto señorial de Páramo de Focella, que gozaba de privilegios importantes gracias a una dispensa otorgada por el rey Bermudo III.

Por último en estos tiempos más recientes Teverga vive un periodo de luces y sombras. Luces gracias al funcionamiento y puesta en marcha de varias industrias extractivas en el concejo, que llegó a convertir a Teverga en un gran territorio, y sombras debido a la decadencia que sufrió dicho sector a partir de la década de los setenta del siglo XX, y que provocó un éxodo de juventud hacia otras partes de Asturias. Afortunadamente, parece que el turismo está cambiando de nuevo el panorama, teniéndose unas perspectivas bastantes buenas todo el territorio de Teverga.