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viernes, 26 de agosto de 2011

Concejos Asturianos LXII













RIBADESELLA.


Partido. Primero, en campo de azur, la Cruz de la Victoria, de oro y pedrería. Segundo, de plata, una mebarcación, saliente del flanco diestro, sobre ondas de azur y plata.


Reseña Histórica.



Ya desde los tiempos prehistóricos del paleolítico, el territorio de Ribadesella estuvo colonizado por la raza humana, como así lo demuestran los importantes descubrimientos hallados en diversas cuevas y abrigos naturales localizados en distintos puntos del concejo, destacando sobremanera la cueva de Tito Bustillo, que nos deja unas impresionantes representaciones del arte rupestre, estando cubiertas sus paredes por diversos grabados que nos muestran figuras de animales y signos que nos sitúan en la edad magdaleniense. 


Las primeras referencias que tenemos escritas datan del siglo I antes de Cristo y son del griego Estrabón que nos habla de la ría de "Noega" que separaba “a los Astures de los Cántabros”. Las gentes de Ribadesella de la época llevaban el nombre de Salaenos y dominaban Colunga, Arriondas y Llanes. 


Tras la victoria Romana, estos deciden dividir a la población por el río Sella, incluyendo a la gente Astur en Lusitania y a la Cántabra en la Tarraconense. 


La fundación formal de la villa se hace en el siglo XIII bajo mandato del rey Alfonso X el sabio, con la unión de los territorios de Leces y Maluerda, uno a cada lado del río y se forma el ente municipal que perdura hasta nuestros días. La nueva población es dotada de una carta de derechos civiles y de un gobierno tutelado por la corona. 


Durante la Edad Media la villa vive un momento de esplendor gracias a los astilleros que se nutrían de la madera que se hacia bajar por el sella y al comercio marítimo especialmente de la sal (indispensable para la salazón de los pescados). Sin embargo, la actividad más rentable era la captura de los salmones en el Sella controlada por los “Mareantes” y las cazas de las ballenas que invernaban en esas aguas. A consecuencia de esto se deriva la Casa de las ballenas que perdura en la villa hasta el siglo XIX. 


En el plano político Ribadesella paso a ser una plaza muy disputada gracias a sus innumerables fuentes de riqueza y por su estratégica situación geográfica. Es aquí cuando la casa Quiñones se adueña de la villa en tiempos de Juan II volviéndose a incorporar a la corona en tiempos de los reyes católicos que desalojan a la familia Quiñones de sus posesiones. 


En el siglo XVI tiene lugar un acontecimiento histórico para la villa como es la llegada del emperador Carlos I, a raíz de la cual se festeja el acontecimiento durante dos días seguidos. Es en esta etapa cuando se fortifica el recinto de la ermita de la Guía para defender el puerto de pueblos enemigos. Es una época de relativa tranquilidad en lo referente a la seguridad. 


Durante el siglo XVII se intentó crear en Ribadesella el puerto principal de Asturias, además de enlace con Castilla, presentando un proyecto de carretera por Ponga, pero por influencias de Jovellanos, finalmente recayó en el puerto de Gijón que proyectaba la carretera de Pajares para el acceso a Castilla. No por esto se estancó la villa pues Carlos III dona 100.000 reales para las obras de ensanche y mejora del puerto que serian finalizadas un siglo posterior. 


La invasión francesa paraliza los trabajos y Ribadesella fue utilizada como cuartel de retaguardia y avituallamiento por el general Ballesteros, cayendo derrotado por las líneas del general galo Bonet en 1810 y sufriendo de nuevo el pueblo los rigores de otra ocupación. 


En 1865 se construye el primer puente de madera sobre el río Sella que sería sustituido por uno de hierro en 1892 siendo éste destruido por la Guerra Civil Española en 1937, reconstruyéndose definitivamente en 1940 en hormigón, que es como lo conocemos en la actualidad. Durante las décadas de los 60 y 70 se urbaniza el Arenal de la playa de Santa Marina quedando configurada la villa tal como hoy la conocemos, y en la que la construcción de viviendas, el turismo, el consumismo, las nuevas costumbres y las tecnologías hace de la villa Riosellana una villa moderna.